viernes, 4 de abril de 2014

¿Una historia?

- Escucho lo que dices por favor deja ya de alzar la voz, le grite
Más ella siguió hablando más y más alto, hablaba sobre desamor, odio y guerra
Le grite que parará, más parecía que no existía pues no me prestaba atención. Hablo sobre el desamor. Ella menciono que esa palabra era de la que escuchaba siempre hablar en la vida y que todo siempre era igual, lúgubre, frío.

Le dije que parará, pues no todo en la vida era así, no todo se basaba en un odio o desamor.
Por un momento callo y se acercó, fijo firmemente sus ojos en los míos y grito.
 - ¡Mentiras! ¡Todo lo que dices son mentiras! Si hubiera tan si quiera tantito amor en alguien no habría necesidad de esa palabra pues cambiaría a las personas
-A veces no todas las personas son iguales, mencione mientras intentaba lentamente acallar sus sentimientos de odio, más sabía que no darían resultado, pues su odio llevaba ahí creciendo desde que ella tenía una edad no muy avanzada, la mire a los ojos con esperanza de que ella también lo hiciera, más no funciono ella miraba sus dedos con una actitud fría y dura, pero aún así había algo en ella que me agradaba, no sabía si era su mirada, que a pesar que era de odio hacia todos, era una mirada profunda la cual sabía que guardaba secretos muy grandes.

 Ella voltea la mirada, suspira profundo y  menciona -El amor no existe, está muerto

A decir verdad podía tener un poco de razón pues recordé una vez en la que estaba en mi casa, era Navidad baje corriendo las escaleras con esperanza de encontrarme con todos los regalos y jugar todo el día con ellos, pero en lugar de eso encontré a mis padres gritándose el uno al otro, me sentía más pequeño de lo que era, unas de las palabras que menos puedo borrar de mi cabeza fue cuando mama le grito a papa "Te odio, te odio y siempre lo he hecho", las lágrimas de mi papa rodaron por su mejilla, yo pensaba que un hombre tan duro como él jamás lloraría, pero ese día me había dado cuenta de su único y pequeño punto débil, el amor hacia mi mama. Mi mamá le grito que esta vez sus lágrimas no le harían sentir ningún pesar y le dijo que sería la última vez que caería en su amor, mi papa intentó calmarla con palabras suaves, pero ella seguía molesta, jamás comprendí la razón de su discusión. Mi mama me vio y sabía que estaba nervioso pues comenzó a calmar su voz, pero a pesar de que intento hablarle bajo a mi papa pude escuchar las últimas palabras que se dijeron el uno al otro cuando estaban bajo el mismo techo, "No quiero volver a verte jamás" y mi papa le contesto " A pesar de que tu mirada no quiera volver a encontrarse con la mía, mi mirada estará esperando con ansias el día en que vuelva a ver la tuya, pues gracias a esos ojos me enamore.
Al ver a mis padres así subí las escaleras corriendo y me encerré en mi habitación.

Me quede callado por un momento, mirando hacia una esquina de la habitación en la que nos encontrábamos, tiempo después las palabras fluyeron casi sin darme cuenta.

- El AMOR no muere, uno mismo lo mata... Hay veces que no valoramos lo que tenemos... Hay veces que valoramos lo que no nos pertenece... Hay veces que tenemos mucho y nos importa poco... Hay veces que tenemos nada y nos gustaría tener todo... Hay veces que te dicen TE QUIERO y no te parece importante, así como hay veces que te lo dejan de decir y te mueres por escucharlo... Hay veces que te gustaría decir te quiero y recibir un YO TAMBIEN así como hay veces que no decimos lo que sentimos por temor a no ser correspondidos...”

Al decirle todo esto se me vino a la mente la imagen de mi madre viendo las fotos de cuando andaba con mi papa, ella decía que lo llamaria, pero sólo tomaba el teléfono, lo colgaba y comenzaba a llorar.

Ella me pregunto que si me encontraba bien, a decir verdad no lo estaba, pero le dije que sí.
Ella comenzó a llorar, no sabía la razón, ni sabía si sería algo atento de mi parte preguntarle el porqué o molestaría su intimidad, me acerque a ella, pero lo único que conseguí fue que me gritara - Soy una mala persona y no merezco nada de nadie, y mucho menos la lástima de alguien como tú-
Después de unos momentos de tensión en nuestras miradas decidí salir de la habitación en la que estábamos, había quedado muy confundido por esa charla, si es así como se le podía llamar a una conversión basada en gritos y al final en un llanto incontrolable.

Camine por un momento, no sabía hacia donde me dirigía y a decir verdad tampoco sabía quién era. Comencé a escuchar gritos de aclamación y felicidad entre toda la gente que había en la plaza. Me abrí caminó para ver lo que ocurría, pero cuando logre llegar lo único que veía era un gran espejo, toda la gente se quedaba atónita cuando veía aquel espejo pero yo no comprendía el porqué, cuando vi en el espejo era yo, nada cambiaba ni había nada de que emocionarse, así que decidí seguir con mi camino.

 Ella grito mi nombre y toco mi hombro
- Disculpa-  dijo con una mirada por primera vez sincera.
- No tienes porque- le dije
Ella intento sonreír, jamás la había visto hacer un gesto de la mas mínima simpatía a hacia alguien , pero al volver escuchar a la multitud volteó hacia el espejo, y se quedo atónita al verlo, no reaccionaba, ni se inmutaba al intentar moverla, al igual que todas las personas a su alrededor, mire el espejo pero seguía sin ser nada.

Note como se comenzó a poner pálida, hasta el punto en el que se desmayó, pude agarrarla y evitar que cayera directo al piso, quite a la gente de alrededor que no reaccionaban a ningún movimiento o cosa que se pusiera en frente.
Logre ver a una persona entré la multitud que no estaba igual, me acerque lo más rápido que pude y le pedí ayuda, el me guió hacia donde estaba su casa pues no era muy lejos de ahí, cuando llegamos la recostó en su sofá, su casa era grande y vieja por fuera, pero por dentro era muy lujosa y puedo asegurar que estaba llena de reliquias y cosas costosas por la forma en la que todo estaba limpio y cuidado, el señor veía ella con mucha tentación y por un momento me asuste pues no le quitaba la mirada de encima.

 - ¿Estará bien?-  Pregunte por fin después de unos minutos.
- Calla ya, que no vez que la harás despertar-  dijo con un tono de voz casi vacío.
- ¿No entiendo, despertar de qué? ¿Acaso está dormida entonces?

Me miro me guió hacia su ventana y todas las personas que estaban alrededor del espejo ahora estaban en el suelo, a excepción por algunas, que voltearon a verme justo cuando estaba en la ventana.

- Todo esto es tan raro- dije con voz nerviosa
- Y esto es sólo el comienzo- dijo el de nuevo casi sin presencia.
- ¿A qué te refieres con sólo el comienzo? ¿Habrá más?

 Escuche el ruido de la puerta, el ya no estaba más dentro de la casa.

Me acerque a ella, su cabello castaño, sus manos delicadas, y su cuerpo tan perfecto, que a pesar de estar más bajo de su color natural de piel ella se seguía viendo hermosa, por un momento me deje vagar entre mis pensamientos y me percate de que estaba enamorado, me di cuenta por las palabras que mi padre me decía cuando tenía 6 años "El momento en que veas una chica y no quieras dejar de mirarla porque sus atributos te parecen los más hermosos que has podido haber visto alguna vez, lamento decírtelo pero te has enamorado".

Mire el reloj y era casi ya media noche y ella seguía sin despertar, no sabía si salir o no hacerlo pues había muchas personas en el piso y las que estaban paradas lo seguían estando, pero ahora estaban más cerca de lo que estaban cuando mire por la ventana hace un momento, había una persona parada en la puerta. Aunque me di cuenta de algo no muy normal en ellos, no tenían ojos. Salí corriendo lo más rápido que pude y cuando llegue y abrí la puerta un maniquí me golpeo. O era una muy mala broma o era algo sin sentido Pase cerca de todos los que creí que eran personas, todos eran maniquíes, pero tenían un número en sus playeras.
El espejo estaba fuera del lugar en el que encontraba hace un rato, me volví a mirar y vi como una persona pasaba detrás de mí y entraba a la casa, no estaba seguro de lo que pensaba hacer pero no me importaba, ella me importaba más que nada.

Cuando entré a la casa ella seguía recostada, alguien me tapo la boca con su mano, intente soltarme pegándole, pero no funciono, era mucho más fuerte que yo, sentí un fuerte golpe y todo se volvió negro por un momento, desperté en la alfombra de la casa, y un hombre de una edad no muy avanzada estaba sentado en uno de los sofás con un cuchillo en la mano, se notaba que estaba nervioso o ansioso por algo, pues sus nudillos estaban blancos de tan fuerte que sostenía el cuchillo.

- ¿Estás bien?- Pregunto él mientras cambiaba de mano el cuchillo para poder levantarme.
- Si, ¿Quién eres? ¿Y porque estás aquí?- conteste en seco.
- Creo que quien soy yo en estos momentos no importa, la pregunta más bien seria más bien dirigida de ti para ti.

- No te comprendo, en verdad no lo hago.
- ¿Si tu no comprendes tu mente como yo podría hacerlo?
Deje de prestarle atención y comencé a cambiar de dirección en busca de ella.
- Si lo que buscas es a tu amiga puede que esté en la cocina buscando algo de comer, tenía hambre- dijo el sonriéndome.

Sus sonrisa, la respuesta, todo me tenia atónito pero aun así me pare del sofá, al principio no podía pararme muy bien pues me dolía la cabeza y aún sentía que todo me daba vueltas, pero a pesar de eso comencé a caminar en la casa en busca de la cocina, cuando la encontré me acerque a ella para asegurarme de que no le hubiera pasado nada, pero no aguanté tanto dolor y mareo y caí, ella me miro con ánimos de preocupación, le preocupaba, era en lo único que podía pensar.

- ¿Estás bien necesitas algo?-  Dijo ella con voz temblorosa.
- Me duele un poco la cabeza, pero si-  Lo había dicho con voz débil y sabía que no me creía en estar bien porque ella frunció el ceño de una forma en la que se notaba que no lo hacía.

-          ¿Qué es lo que está pasando, en verdad no comprendo, estas bien tú? – Le dije
-          Si, lo estoy, pero creo que tu eres el que no lo está.

 Note algo en su brazo, era como una cicatriz, pero esa cicatriz formaba el número 12, me pare y me puse de rodillas como ella lo estaba, toque cuidadosamente su brazo en el área en la que tenía la cicatriz ella no me quitaba la vista de encima, pero al pasar el tiempo ella quito mi mano.

 - Fue una cicatriz que me hicieron hace mucho, no quiero hablar de ella por ahora, será mejor que vayas a dormir, te noto cansado- dijo ella volteando la mirada hacia su brazo y con ojos cristalinos

- ¿Que te hicieron? No dejare que te lastimen o te hagan cosas así está bien -
- No creo que quieras escuchar la historia, han pasado ya demasiadas cosas, creo que deberías descansar. Aparte no creo que debas hacer promesas que no se pueden cumplir ¿Bien?

- No quiero descansar, quiero escucharte, me gustaría poder saber más de ti y de tu vida.- Estaba enamorado en verdad quería saber más sobre ella

- ¿Mi vida? Bueno si lo que me ha pasado podría llamarse vida está bien, pero en verdad, no creo querer hablar de esto por ahora, espero lo puedas comprender.

- Esta bien – Digo después de un rato

-Me gustaría poder decirte todo, pero sé que no creo que puedas comprender en verdad todo. -  me mira fijamente a los ojos, por un momento pienso en besarla, pero jamás he besado a una chica.

Nos dormimos de sillones separados pero a pesar de eso, me alegra poder estar con ella en estos momentos y poder cuidarla

-          Me despierto con la esperanza de verla aún recostada cerca de mí, pero no lo está, busco por la casa algún mínimo rastro de ella, pero no la encuentro, tampoco veo al señor que se encontraba en la casa.

 Abro la puerta de la casa para buscar algún rastro de ellos, pero me quedo paralizado al ver que el espejo está bloqueando la salida de la casa.

Me quedo viendo el espejo detenidamente por sí logro notar alguna anomalía en él y veo que ella está dentro del, de pronto ella comienza a besarse con un joven pocos centímetros más alto que ella, de la nada ella se convierte en mi madre, y el joven se convierte en mi padre, ellos comienzan a gritarse y mi papa se acerca y la golpea, el se acerca a mi lo suficiente como para notar un lunar que tenía cerca del ojo, era de las pocas veces que lo podía ver tan cerca, pues a él no le gustaba que lo abrazara, me mira y me dice de nuevo las últimas palabras que lo escuche decir " Se un buen muchacho"

Comienzo a notar como a mi cuerpo le dan escalofríos, tiro el espejo con lágrimas en los ojos esperando que así pueda irse la tristeza, pero no funciona, al tirar el espejo en los trozos que quedan puedo notar cómo se repite la historia una y otra vez, ella conviertendose en ellos y así sucesivamente hasta que tomo un trozo de cristal y lo entierro en mi abdomen todo comienza a ponerse negro.


Despierto sudando con una respiración densa y nervioso, ella está recostada en el sofá al igual que el señor en otro, me levanto doy vueltas en círculos hasta que una desesperación comienza a corroerme y salgo de la casa, veo el espejo a unos pocos metros de mi, tomo un pedazo de madera que hay en el piso, me acerco corriendo a él con intención de romperlo cuando el dueño de la casa me tira por detrás.

Intento quitarlo de encima y lo golpeo en el abdomen, suelta un grito entre dientes y me pega en la barbilla

-          ¡Que no lo entiendes!- grita el desesperado.
No contesto nada, tengo tantas ganas de volver a golpearlo como él lo hizo, mas sin en cambio intento tranquilizarme, pero no lo bastante para quitarme de encima de él y confiar que no me hará nada.

-          Sé que estas aquí para romper el espejo, pero también tienes que comprender que si rompes aquel espejo tu vida se acaba aquí y no habrá vuelta atrás. - Menciona el.
Por un momento me siento aterrorizado al no comprender la situación, me quito de encima de el hombre y comienzo a retroceder, el intenta poner su mano en mi hombro pero me muevo a un lado y comienzo con una reparación cada vez más rápida como su fuera un niño asustado.
-          ¿A qué te refieres con que mi vida acabara aquí? No te comprendo, menos por como dices que no habrá vuelta atrás.
-          Sígueme – Menciona el de forma casi mecánica.

-          No, no lo hare hasta que me expliques todo, simplemente no lo hare. – No sabía si estaba haciendo lo correcto o no en ese momento, pero no pensaba confiar en una persona así como así cuando las cosas se habían tornado tan extrañas.
-          Si vienes conmigo las cosas serán más fáciles de explicar, si lo hago en este momento no me creerías si te lo dijera.

-          Está bien, pero ella tiene que venir conmigo. – Digo como si no importara nada
-          Ella no podrá pasar a través del espejo.
-          No puedo dejarla,  no puedo hacerlo, hay demasiado peligro.

-          Ella estará ahí, mas no de la forma en que tu esperas verla, aparte si sales de el espejo ella ya no tendrá peligro alguno, lo prometo – La inquietud, el miedo y un aire de esperanza comenzó a crecer en mí, mas no sabía el porqué. – Es por aquí dice después de un rato de silencio entre nosotros.

Lo veo pasar a través del espejo, jamás había visto algo igual, ella sale de la casa y comienza a observarme, voy hacia el espejo con la esperanza de que solo sea un sueño y al golpearme en el despierte, pero eso no sucede, paso por el espejo como si fuera una gran compuerta, una luz blanca muy fuerte golpea mis ojos, todo se trastorna nítido hasta que me recupero y puedo ver todo tal y como es.
El me observa con una mirada como si esperara que ahora comprenda todo, mas no es así, no lo hago, estoy más confundido que nunca pues el lugar parece viejo y abandonado y por su olor a humedad comienzo a predecir que es un lugar que ya lleva tiempo abandonado. Alguien entra por la puerta.

-          Es el. – Le dice el señor
La persona que había entrado se acerca hacia mí corriendo y me abraza como si fuéramos amigos que no nos habíamos visto hace ya mucho tiempo.

Cuando por fin deja de abrazarme le pregunto
-          Puedes explicarme todo ya que estoy aquí. Y ¿Quién eres tú?
-          ¿No reconoces el lugar? ¿En verdad? ¿No me reconoces a mí tampoco? Por favor Jonathan, ¿Es un juego verdad?
Niego con la cabeza

-          Paso mucho tiempo ya, el decidió rehacer su vida – Dice el señor de una forma seria
-          Soy tu hermano, Michael.
-          Yo no tengo ningún hermano.
Me percato de cómo sus ojos se comienzan a volver cristalinos hasta que lagrimas comienzan a salir y ruedan por su mejilla, comienzo a creer que podría ser hermano ya que tengo el mismo sentimiento de cuando veía a mi padre llorar, o será que es solo un sentimiento de tristeza y recuerdo al recordar a mis padres.

-          Lo siento.- Son las únicas palabras que por fin salen de mi
-          No importa ya, al final siempre te has preocupado solo por ti y no por los demás, siempre lo haces y ahora regresas como si nada ocurriera y no pides ni una disculpa por ausentarte todo este tiempo. - Su grito me hace sentir como si tuviera el peso del mundo en mis hombros.

-          En verdad no se dé que estés hablando y juro que si comprendiera todo y los conociera pediría perdón por eso Michael, mas creo que no es así, pero si te hace sentir mejor y te hace tranquilizarte lo siento, bien lo siento por ausentarme.

-          Eres alguien tan estúpido y repugnante.

-          ¡Déjalo ya! En verdad no comprende. – Dice el señor para defenderme

-          ¿Cómo comprender algo que no ha sido explicado? -

-          Lo siento, comenzare – dice el señor al fin. – Eso que hay dentro del espejo, era tu mente, tus deseos, tus miedos y tus secretos más escondidos dentro de ti y esto que vez aquí solía ser tu casa cuando huyeron tu hermano y tu de sus padres después de que tu madre dejo de prestarte atención cuando tu padre se marcho, tu padre era un hombre terrible, cada noche llegaba borracho a la casa aventando algunas botellas vacías, tu entrabas al espejo y tenias todo lo que siempre quisiste, unos padres que te querían, amigos, comida, una casa de verdad. Pero con el tiempo tú pasabas mas y mas tiempo dentro del espejo hasta que un día simplemente no regresaste, podíamos verte algunas veces dentro del espejo, pero siempre te ibas antes de que llegáramos.

-          Si es que el espejo mostraba mis deseos, porque le paso lo mismo a mi familia estando dentro del espejo, solo que de otra manera por así decirlo distinta.

-          Porque ese era uno de tus miedos, era tu mente y como en cualquier mente hay cosas buenas y cosas malas, al principio tu podías controlar lo que pasaba dentro del espejo, pero con el tiempo tu lo comenzaste a volver parte de tu vida y ya no podías simplemente controlarla

-          ¿Y ella? ¿Dónde está ella? Prometiste que estaría aquí cuando pasara por el espejo donde está y porque no puede pasar por el espejo, y a porque decías que ahora se encontraría a salvo?

-          Tuve que decírtelo para que volvieras, si no jamás harías salido, sé que es complicado, pero ella estará mejor ya que tu mente se comenzaba a volver solo tus miedos.

-          Quiero volver, no me interesa nada, quiero volver por ella – Dije como si todo lo que hubieran dicho no me hubiera importado, que no fue así pero en verdad necesitaba de ella.

-          Claro, hay vas de nuevo solo pensando en ti, como siempre.- Dijo Michael.

-          ¿Ya te percataste de cómo tu nombre suena como el de una mujer? Eres la mujer más hermosa que he visto, tienes razón, no hay un porque volver te tengo a ti!

El señor comenzó a reírse, por un momento la risa se me hizo conocida, mas sin en cambio no sabía de dónde.

-          Ey! – Grito Michael. – Si decides volver es tu decisión, solo te digo que eso te afectara porque dentro de poco tú ya no podrás volver más, te quedaras ahí ya que tus pensamientos no los puedes controlar más con tanta facilidad.

-          Yo solo quiero una forma de traerla aquí, en verdad solo eso no necesito más.

-          Si en verdad eso quieres, necesitaras ayuda, pero antes que nada valentía demasiada valentía, para sacarla debes de pasar por tus miedos más temibles y por tus secretos más obscuros dentro de ti, si en verdad piensas soportar todo eso ve, pero solo te digo que no podrás con tu propio camino, no solo.

-          Iré contigo. – Dijo Michael.- Necesitan a una linda chica que grite debes en cuando dentro de tus miedos.

-          Tomen en cuenta que van contra el tiempo, pues Michael no puede estar dentro de tu mente mucho tiempo, si no morirá.

-          ¿No iras con nosotros? – Le pregunta Michael

-          No, he estado demasiado tiempo ya dentro de ella.

-          Vamos Erwin, no hay nada que perder, de todos modos no tenemos nada aquí.

-          ¡No! – Grito- No dejare que Erwin ni tú me acompañen, si voy a correr el riesgo lo hare solo, no dejare que se pongan en riesgo solo por un sueño mío.

-          No los dejare solos, a ninguno de los dos pues tu no volverás ahí dentro y tu no gritaras en ningún miedo ¿Quedo claro?, aparte no te gustara ver todos tus miedos y tus temores. De eso estoy seguro
Espero en la noche a que duerman para poder entrar al espejo, me acabo de enterar que tengo un hermano y una vida diferente, más me enamore de una persona y sé que ella volvió mi vida distinta e interesante en todo el tiempo que estuve dentro de mí, no conozco a las chichas de aquí pero sé que es especial por la forma en la que con solo estar cerca de ella no me cuesta respirar y me hace olvidarme de los problemas como si fuera alguien distinto que jamás hubiera sido herido en el pasado

Comienzo a escribir una nota para Erwin y Michael, la dejo en uno de los sofás y comienzo a caminar hacia el espejo. En este lugar el espejo es mucho más grande y tiene algunas ralladuras.

-          Que haces despierto? – Dice Michael, su voz es fuerte y clara lo cual hace que Erwin se mueva en el sillón, me entra temor de que despierten pues no quiero que vengan conmigo.

-          Lo siento en verdad tengo que irme, la necesito.

-          ¿Porque la necesitas?

-          Porque ella me hace sentir mejor, me hace sentir amado.

-          Soy tu hermano, ¿Que acaso no confías en que te puedes sentir amado por mi? O claro lo olvidaba, tu eres el único que sufrió en un pasado, el único que se sintió solo y el único que necesita amor, ¿Acaso no te amas tu o porque necesitas de otra persona?

-          Porque me hablas como si me odiaras, eso no es algo que te diría un hermano

-          ¿Como lo sabes tú? En tus pensamientos jamás me creaste ni existí para ti, jamás lo hice. Sabes lo que es despertar esperando ver a tu hermano? Sabes lo que es sentirte solo y sin nada, sin una familia, tú te creaste una.- Al escuchar sus palabras se me crea un nudo en la garganta lo cual me complica decirle lo que necesito

-          Lo siento, en verdad lo siento, soy un egoísta al solo pensar en mí, pero dame una oportunidad, cuando regrese prometo en verdad jamás dejarte.

-          ¿Cuándo regreses? ¿Sigues pensando aun en eso? Jonathan porque no te das cuenta que esta es la vida real y tienes que vivirla.

-          Exacto quiero vivir y por eso iré, porque lo que pase aquí y como vivo aquí no se le llama vida, quiero que cuando alguien me pregunte por mi vida poder responderle de mínimo que mi vida es ella.

-          Está bien- Dice el poniendo los ojos en blanco- Pero debemos partir ahora si no queremos preocupar a Erwin y nos evite ir

Al llegar ya nada parece lo que antes era una cuidad pues todo está hecho ruinas, el pavimento descuidado y algunas cosas tiradas a nuestro alrededor.

-          Bonita mente la tuya. – Me dice Michael
-          Gracias, la arreglé lo mas que pude para nuestra llegada mas creo que no se pudo. Vamos a la casa de Erwin, puede que ahí siga ella
-          ¿Erwin tiene una casa? Yo quiero ver eso.

Al llegar a la casa había huellas de sangre de una mano, seguimos los rastros de sangre hasta llegar a una recamara. Erwin se encontraba ahí con un cuchillo en la mano, el cuchillo estaba lleno de sangre y cuando dirigí mi vista para ver de dónde venía toda esa sangre, la vi, ella estaba cubierta de sangre

-          Lo siento, no podía dejar que se pusieran en peligro por solo ella. – Al ver a sus ojos noto como son completamente negro, lo que me hace pensar que no Erwin.
-          Quien eres? Y porque lo hiciste? – Digo acercándome a ella lentamente
-          Soy alguien de quien no te arrepentirás de conocer jamás – Sale del cuerpo como si fuera un disfraz, la habitación se impregna de un olor que no se puede si quiera olfatear, se vuelve cada vez un poco más grande, tomo la mano de Michael y salgo corriendo de ahí de la casa

-          ¡Es tu mente deberías controlarlo, es solo un miedo! – Dice el gritando

-          No, no puedo en verdad no puedo. – Noto como mi corazón se acelera con tanto miedo y nos dirijo a una esquina de las avenidas. Pero a pesar de eso nos sigue y nos salta por encima, lo golpeo pero eso solo hace que se moleste más. Intento pegarle pero eso solo crea mas y mas molestia en el.
El verdadero Erwin llega por detrás y lo corta con una espada, lo cual hace que nos llenemos de un líquido negro.  

Miro a Michael está nervioso y con una respiración muy densa. – A veces se me olvida que es mi hermano que es menor que yo, debería de cuidarlo en vez de que él me cuide a mí.

-          Lo siento digo mirando a Erwin en verdad lo siento.
-          Dices lo siento ahora que no hay salida, que acaso no lo comprendías, si tu entrabas de nuevo ya no serias capaz de controlar mucho, y lo poco que logres controlar se agotara en cualquier momento. Debemos buscar alguna forma de salir, ve dale una despedida digna a ella y vámonos.
Por un momento me comenzaba a olvidar de ella, pero al mencionarla corro hacia la casa sin importar que haya más de esas cosas dentro.Al verla tirada en el piso corro a abrazarla comienzo a llorar. Mis sollozos son cada vez más fuerte y entre mas fuerte son una luz verde comienza a emanar de ella, la luz se hace cada vez mas grandes hasta que para y noto como comienza a mover la cabeza y me sujeta fuertemente de un brazo.


Autor: Itzel Janetzy Perez Sotelo
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Facebook: Itzel Perez Sotelo. 

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